Fumo humo y exhalo mariposas

jueves, 20 de enero de 2011

Vuela a Paris

Ella se llamaba Claudet, bueno realmente se llamaba como la quisieran llamar. Era el tipo de persona que no merece, ni quiere y por supuesto, no necesita descripción, algo así como un pájaro verde . Cuentan que vivía en París, yo creo que vivía en ningun lado, era del lugar en el que se imaginaba estar y fin. Pero ¿Qué mas da? ¿Importa?. Cuentan también que le gustaba vestirse y tardar en hacerlo, yo creo que le gustaba no mostrarse desnuda y que tardaba en decidir diariamente su antidesnudez. Hay quien pensará "Lo natural es ir desnudo" bueno, entonces será algo así como un pájaro verde antinatural.

Bueno, hoy viste una falda a cuadros rojos tras un fondo blanco, una blusa rojo carmín que se oculta tras un chaquetón negro y una boina. La boina es lo único constante en su irremediable gusto por la ropa, algunas veces es negra, otra gris; últimamente gris.

Ahora mismo, camina entre puestos de ropa, entre una pareja exageradamente melosa y un anciano al que le cuesta caminar apoyado en su bastón. En algún momento, en algún futuro, se dejará caer en su tetería favorita, otra de las cosas que no salen de su cabeza, el té.

Se tomará, y más luego que será el momento preciso para hacerlo, un té de chocolate blanco y cardamomo.
O el cardamomo la excitará o el chocolate blanco la relajará, le daba igual, alguno de los componentes se contradecería con el otro, eso de no saber cómo iba a sentirse en el día le gustará como siempre, y como nunca.
Terminará, como no podría ser de otra manera en alguna torre de hierro pudelado con dos siglos de antigüedad, alguna torre mal calculada en su momento y con algún material novedoso e impredecible para la época. Dicen que es lo más representativo de ese lugar, dejémoslo en que es una torra demasiado común para decir su nombre.

Ella se llama Claudet, Claudet Eiffel.
Como un pájaro verde antinatural de hierro.
Ahora es té rojo con regusto de almendras
Ahora lleva una boina blanca hueso.
Es la guitarra que no suena por miedo y la que se lanzará a volar haciendo honor a su apellido.
Se llamaba Claudet Eiffel.

Cuando llegue a la plaza, se abrirá camino con fuerza o no, depende de si el cardamomo hace efecto en su sinapsis cerebral, entre las personas que intentan venderle recuerdos de esa torre mal construida, recuerdos de su apellido.

Llegará hasta el ascensor y entrará, probablemente con dos personas más y apretará el botón con el número más alto. La creerías si os dijera que si hubiera un botón con un ocho tomando el sol, le daría y se dejaría sentir en el ascensor, se sentaría, subiría, se pondría probablemente Russian Red y se dormiría; dependiendo todo de nuevo del efecto contradictorio del té.

Pero como ese botón no existe, sólo imaginará que sube sola en el ascensor, que no habrá un señor gordo y sudoroso a su izquierda ni una señora con abrigo de piel y que habla con su perro a la izquierda.

Ahora es el piso 10.

Su perro, es el típico perro que se lleva a concursos de belleza, el típico perro que parece que tiene un pompón en el culo. Ella respirará hondo y suave.

Ahora es el piso 15.

Sólo imaginara eso, que estará sola. Ahora es té de protectora de animales.

Ahora es el piso 25.
En el 25 será té de asesina de perros.
Ahora es un pájaro suicida verde antinatural de hierro.

Ahora es el piso 30.

Respirará todavía mas hondo, tratando de esquivar olores de alguien que gotea incesantemente, alguien muy gordo. Se concentrará en el futuro, al menos en la parte de él que no le asusta. Seguirá subiendo y subiendo observando la ciudad en la que no se imagina, al menos no hasta que llegue a lo más alto.

Ahora es el piso más alto.

Cuando llegue al piso más alto, al número más alto de los botones, cuando no consiga llegar al infinito, saldrá de el ascensor y volverá a respirar de nuevo en alguna parte del aire que, entonces esté menos contaminado. Entonces si que se imaginará como parte de esa ciudad, quizá porque la ciudad haya descendido considerablemente, o a lo mejor porque le da la gana.

Ahora es té de sol ardiendo y vitalidad.
Ahora es té de dosis extra de cardamomo.
Ahora lleva una boina rojo fuego.

Y cuando paseé por la parte más alta de su apellido, cuando pase por el lugar de siempre y se encuentro al pájaro verde de siempre, sonreirá. Cuando consiga desnudarse frente a él. Cuando sea un águila verde suicida de hierro antinatural. Entonces, será cardamomo porque alzará el vuelo y chocolate blanco porque se dejará caer. Será perfecto e imperfecta. Será natural y contradictoria.

Y cuando agite las alas, la pareja de melosos se besará y el anciano colgará el bastón y saldrá a jugar con su nieto.
Y entonces sólo entonces, será un águila con la boina de sabor libertad.

Ahora es té rojo y verde. Ahora es té suave y fuerte. Ahora es té de contradicción.

Es un pájaro, es natural, es libre, ahora es un suicida y vive, ahora no está hecha de nada.

Ella se llamará Claudet Eiffel.

Y dará igual su apellido.
Entonces ella será té, será su propio sabor de té.

Ahora es el piso del ocho tumbado.
Ahora es guitarra sin miedo.


Chis pum.


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