Fumo humo y exhalo mariposas

miércoles, 26 de enero de 2011

Sin párpados

He decidido dar un paseo hacia ningún lugar. He cogido el coche para acercarme a la quinta avenida, y aquí me encuentro, entre el bar “Love Story” y la tienda de ropa de Emilio Tucci. Este barrio es bastante adinerado, viven los que más mandan.
Los ficheros que guardan datos de mi casa me dicen que ha habido bastantes paquetes por aquí.
Los trabajadores matan a sus patrones por hijos de puta y los patrones matan a los obreros para quitárselos de encima. Los patrones me contratan por “necesidad”, los obreros por rabia; prefiero los obreros, se notan que lo están pasando mal, es divertido.
Pero la verdad, matar a un adinerado es más costoso, suelen llevar guardaespaldas.
En este barrio el frío es menor, los altos cargos del gobierno tienen claro que prefieren sus emociones frías, pero acostarse con prostitutas menores requiere algo de calor, algo de sentimiento; no digo de que tipo, pero sentimiento al fin y al cabo. Pero da igual, su cerebro sigue estando bajo cero.

“Compra más ropa y tendrás más frío”
Está claro, tras el cambio de gobierno la ropa pasó a ser algo puramente estético y signo de algo decente; porque no puede tener como fin guardarse del frío, sería antitiránico. Por supuesto es ropa con colores fríos, los colores cálidos están mal vistos.
Por no llamar la atención llevo un abrigo de cuero negro, unas botas negras y unos guantes a juego.
Soy uno más
Soy noche
No sobresalgo

ME gusta el negro, siempre me ha gustado, antes de 1998, antes del cambio de gobierno vestía exactamente igual, antes igual llamaba la atención, ahora soy uno más.
Me cabrea y me alivia.
Contradictorio y excelente.
En mi cabeza comienza a sonar Glenn Gould tocando Bach en el desayuno.

Me duele la cabeza, siento que se derrite; con o sin frío.
En la séptima avenida, mi preferida, está el museo “Miller” de la música. Alguna vez, en un futuro atracaré este museo. En este museo se encuentran instrumentos, ropa y complementos de músicos. LA guitarra para diestros del mítico zurdo Jimmy Hendrix, el piano desgastado de Yann Tiersen. Casi todo son músicos muertos, esto tiene doble sentido: Prevenir y amenazar.
Previene de la música y de sus últimos efectos, es decir, muerte.
Amenaza a la gente que quiera hacer música, sabrás cual es tu final.
El titular de hoy dice: “La música es peligrosa”
Mi cabeza me pide azotar a alguien con la cuerda de un bajo.

Es fácil hacer mala publicidad de la música, la gente más famosa o acaba muerta por sobredosis o se suicida o la matan.

Soy el vómito causante de la muerte de Bon Scott
Soy el lápiz que escribió la carta de suicidio de Kurt Cobain.

En algún momento de mi vida robaré un 80% del museo y dejaré todos los líquidos que vengan de dentro de algún músico muerto, no me entusiasma demasiado tener el esperma congelado de Jimmy Page.
Asesinar es un arte, morir es un arte, la música es un arte.
Me persiguen, me encanta.
Soy la bilis protegida por una vitrina de Ray Charles.
Soy la última jeringuilla que usó Flash.
En mi cabeza comienza a sonar “Sweet Chile O’mine”
¿Qué original eres cabeza? ¿Por qué asocias Slash con Sweet Chile O’mine? Quizá porque mi cabeza ahora mismo esté evitando ser comida por un puto dinosaurio, que me duele, coño.
El titular de hoy dice: A un hombre le estalla su cabeza, pintando la pared con su cerebro*
Ahora paseo entre frascos de líquidos que no quiero saber que soy y la batería reventada por pólvora de Keith Moon. En algún lado al fondo del pasillo suena un piano, es suave, juega con una escala diatónica con una quinta disminuida, sé que no sabéis música así que, música aparte, es suave y suena delicioso, sube, baja, juega, aprende, repite, respira, asciende, desciende, es sostenido de momento, pero en algún momento en el futuro explotará y la música romperá tanto las paredes que los líquidos sin clasificar saldrán a bailar de sus frascos. Las manos que mueven esa danza son las de Claudet.. Claudet es la dueña del museo, vino desde París y es una renegada, una renegada pésima por cierto. Los renegados son los que no tienen y no quieren lugar dónde quedarse, me explico, las personas que no se quedan en un lugar durante más de dos tres meses. Son perseguidas, puesto que los viajes constantes son una forma de “descongelar” el cerebro.
Claudet lleva aquí medio año, por eso es una renegada pésima.
Según su carné de identidad se llama Esther Marquez con nacionalidad en Niza
Está tocando en su estudio, cerrado a lave, ella sabe que a estas horas nadie entra en su museo, por eso está tocando. Si alguien entrara por aquí a estas horas tendría problemas, muchos problemas.

Soy el jugo gástrico de Sartolou

Llamo a la puerta y espero a que me abra. No se sobresalta, ya no.
La primera vez que llamé, se interrumpió la música bruscamente, sonó igual que cuando tocas notas al azar en el piano con todos los dedos, sonó jodidamente estridente. Después se oyeron unos pasos que corrían. Le grité “Tranquilo, quien seas, sólo quiero verte tocar”. Cuando abrió la puerta, estaba asustada, no se fiaba de mí como es normal. Me sorprendió, llevaba una camisa roja y unas medias naranja melocotón, también una boina púrpura. Creo que no le interesaba, y no le interesa, combinar colores lo que pretende es entrar en calor. Me preguntó que quién era y qué quería, le dije que nadie que fuera a hacerle nada, que sólo quería disfrutar de su música. Y me abrió.
Con el tiempo y tras haberla escuchado tocar varias veces, comenzamos a hablar de música y ella me contó su vida. Realmente, su vida me importaba no me importaba nada, sólo quería que no dejara de tocar; era como una prostituta que te cuenta su vida mientras está con un cliente, el cliente quiere que folles bien, no quiere saber tus problemas económicos.
Al menos tiene una vida interesante.

La música es un arte, la vida es una mierda.
Soy la música y no me meréis.
Soy la última bolsa de maría de la que fumó Bob Marley.

Me abre y me invita a pasar. Hoy lleva un color púrpura y azul celesta. Su boina es de color rojo fuego.
-¿Qué tal?- Siempre me pregunta y nunca respondo, es divertido, sabe que quiero escucharla y la miro con condescendencia- Vale, pesado, ya voy.
Sonrío, es curioso, Claudet es de las pocas personas con las que hablo y la única con las que hablo semanalmente. Me recuerda cómo es mi voz.
Comienza a tocar, sigue la pieza que describía antes y yo me quedo sentado, observando su estudio cómo siempre. Su estudio es s como imaginarías una habitación de un castillo, pero con un piano que parece una mesa en vez de una cama. Sus muebles pasarían por muebles del renacimiento y la lámpara es la lámpara que asesina a la gente que estaría debajo si se cayera. , como en las malas películas. En una de las paredes, hay un cuadro. Es otra de las cosas por las que me quedo escuchando a Claudet, verlo con la música de fondo es una sensación difícil de describir. En ese cuadro hay un enorme águila verde dibujado, el marco es dorado, y el contraste con el azul y el verde es espectacular.
Abajo, en una esquina, sin importancia, está la firma del autor: Anthon.
Anthon moriría con los ojos abiertos, en una de las vértebras en las que nadie sabe que pasa.

Llevo mucho tiempo imaginándome cómo asesinaría a Claudet, creo que la degollaría, o la asfixiaría…  Lo único que tengo claro esque la mataría tocando. Escucharla improvisando sería genial, pero, ¿Moriría doliendo? Una pieza triste y rompedora al final de su agonía respecto a su muerte.
¿Cuárta vertebra?
O una última nota rápida y lapidaria.
¿Tercera vértebra?
Con Claudet jugaría al interrogante.
¿Qué pasará entre la tercera y la cuarta vértebra?
A Claudet le arrancarías los párpados, ni ojos cerrados ni ojos abiertos.
Si, la tengo en alta estima, pero soy un asesino, joder.
Soy una criatura.
Para que me juzguéis, mato por placer.
NO SOY UN HÉROE



*Referencias a "El club de la lucha" y a Mrs Cheshire.





((Yo, Jaime, el que escribe, moriría mirándome en mi reflejo.
Mi reflejo me mataría, yo sería crudo y legal.
Yo me prendería fuego.
Yo localizaría la vértebra que más duele.
Yo tocaría música en las horas indebidas.
Soy el líquido interno de angustia de un guitarrista con miedo a tocar)

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