Fumo humo y exhalo mariposas

sábado, 1 de septiembre de 2012

Verdades a media tea

Este es el capítulo de las verdades a media tea, de las mentiras bajo la mesa, los vestidos a medio rasgar, los nudillos a medio romper.
Ya no hay cuerdas que crucen mundos, ni puentes entre nosotros. No hay manos subliminales, cuerpos desnudos, edredones a medio perder, ni fuego, ni nada. Existe la vaga teoría de la luz al final de este camino. No, y si la hay, se le echa arena. No hay ganas, ni si quiera amor, hay una mezcla incontenible de rabia y algo de destino. Que bien, que la madera cruje, pero nunca verás una astilla sola. No hay sal en este duende, ni capuchas en este cuento. Existe la realidad plena, oculta por una luna a la cual no le saco ya simbolismo alguno. Si, me cabreas, me cabrea el mundo, me jode, me jode la incapacidad para ponerte en la piel de los demás, las ganas que parecen imposibles de sostener, y los nudillos sangrando. Me revientan las horas de madrugada pasar al jodido compás de mis ojeras. Me jode tener la absurda necesidad de romperme la mano antes que a ti la cabeza. NO SOPORTO la pasividad de la gente. A todo el mundo le da igual todo el mundo. No aguanto ya tanto dolor en tan poca sangre.
Pero por lo menos, a veces, sabes aullar, gritar, escribir. A VECES VER TU PROPIA SANGRE ES MOTIVO DE CELEBRACIÓN. ¿A nadie se le ha ocurrido pensar que el mundo es mucho más que demasiada gente?
Por lo menos a veces, sabes con quien aullar.
Con qué mariposa revolotear
O con que puta niña tonta desahogarte.
Por lo menos a veces, tanta palabrota junta es algo más que bombear sangre.

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