Quiero aprender a tocar el piano.
Quiero aprender a tocarte.
Quiero saber en qué tecla está tu “on” y tus bemoles.
Me abruma la infinidad de tu cuerpo.
Me pierdo entre las escalas que nace aquí hasta donde estás.
Hasta el delta de tu último río.
Naciendo en nunca jamás
Desembocando en alguna meta personal.
Quiero volver a tocar el cielo
Dibujando el contorno de las nubes.
Para imaginar que son guiños
De ojos tuertos
Y de nudos en el estómago
Para pasar de mi cabeza
E instalarme en tu pecho
Aferrado, como un niño
A tu sístole y a tu diástole
Quiero centrarme en la música.
Ya sea con las cinco líneas de un pentagrama
O con las líneas de los siete mares
Y es que en una noche como esta
Quiero perderme en el décimo traste de tú octavo lunar
Para contarte que esta noche
No es noche ni es nada
Si no puedo morderte la boca
Comerte el ombligo
Mirarte los huesos
Y desearte un buen fin de semana
En el mundo, o en Barna.
Lobo.
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